La
reproducción es uno de los instintos más fuertes del caballo, tanto es así que
en la época de reproducción el caballo puede dejar de comer hasta conseguir
reproducirse, ya que estos, consideran que la supervivencia de su especie es lo
primordial, ante todas las cosas.
Por este
motivo, durante la primavera, verano y principios de otoño, los caballos
salvajes se preocupan por dar a luz, por cortejar y por aparearse. Al mismo
tiempo que se encargan de alimentar a los potros hasta que estos sean capaces
de hacerlo solos.
Así,
durante esta época del año, las yeguas entran en celo, debido al aumento de las
horas de luz, la mayor cantidad de pasto verde y la buena temperatura.
La
yegua se aparea repetidamente con el semental de la manada, hasta que esta deja
de estar en celo.
El
semental de la manada, además de fecundar a las yeguas que le acompaña se
encarga de el mantenimiento de sus potros, tanto es así, que si descubre potros
de otro semental en su manada puede llegar a matarlos. De ahí que, el papel del
semental de la manada sea muy importante.
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